Puede parecer que dedicar un artículo al tema de la higiene personal cuando estamos en pareja (y siempre, en general) está fuera de lugar porque se considera algo lógico y de una obviedad evidente. Pero no. La cantidad de parejas que veo discutir por este tema en consulta es, cuanto menos, llamativa al alza.
Se dice popularmente que la confianza da asco y en este ámbito esta frase adquiere un carácter de literal.
Pongámonos en contexto. Al inicio de la relación cada parte de la pareja se acicala y dedica tiempo al aseo y a cuidar de su aspecto físico para causar buena impresión, seducir a la otra persona y que esta tenga ganas de repetir con más citas. Se cuida delicadamente la ropa que va a utilizarse, así como el peinado, el maquillaje, el afeitado o el perfume, entre otros. Poco a poco la pareja se va conociendo más, ya se han visto alguna que otra vez con alguna prenda de vestir más antigua o desgastada o sin estar recién duchados, por ejemplo. Ya tienen “más confianza” para hacerlo, ya que esa confianza no es cuestión de confiar en la otra persona, sino que es cuestión de confiar en que la relación está afianzada y que los descuidos en la higiene y la imagen personal no van a desestabilizar la relación de pareja. Pues bien, como decíamos, esta mal entendida confianza puede dar asco y así me lo hacen saber muchas de las personas que pasan por mi consulta.
Dicha confianza tiene que ver más con relajarse, con dejar de cuidarse, con dejar de trabajar la seducción en la pareja. Pongamos la alerta con el exceso de confianza en este sentido. Relajarse aquí no tendría que ser una opción. Está bien, no vamos a ir como un pincel todos los días, pero tampoco hace falta ir hecho un trapo o, peor aún, sin cuidar la higiene.
Lejos de ser confianza como se suele malentenderse, es dejadez. Sí, dejadez. Además, esto suele acentuarse cuando la pareja convive, pues se entra en ese estado de relajación que no ayuda en absoluto a mantener el atractivo.
El lavado de dientes, por ejemplo, es una de las quejas más frecuentes en terapia. Cuando una persona ve que su pareja no cuida su higiene bucal, muy probablemente este hecho no invita al acercamiento físico. No me refiero a una situación aislada, sino a un patrón de comportamiento que se repite con continuidad.
Otra de estas conductas tiene que ver con las necesidades básicas que tienen que ver con ir al baño. Ver a la pareja haciendo pis o caca tampoco es sexy. En la misma línea, escuchar y oler flatulencias tampoco es demasiado sugerente. Bueno, sí, sugiere que la dejadez está haciéndose hueco como un miembro más de la relación y que, si dejamos que pase, está dispuesta a ponerse cómoda y a quedarse. En definitiva, todo esto puede cargarse el atractivo de tu pareja o el tuyo.
Cuando nos cuidamos estamos hablando bien de nosotros y eso es atractivo. Es señal de autocuidado y no solo físico, sino también personal. Si cuido de mi higiene y de mi aspecto físico proyecto que me importa la imagen que doy a mi pareja además de mostrar que me cuido.
Pensemos en el sexo: ¿va a surgir un momento sexual si tu pareja lleva dos días sin ducharse, no se cambia el pijama desde hace una semana o si está sacándose mocos? Respondan ustedes mismos, saquen sus propias conclusiones y pónganse en marcha si se ven identificados. Compartan este artículo con sus parejas, tal vez puede ser un buen comienzo.
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