Hoy vengo a hablaros de la ansiedad en pareja pero antes es necesario recordar qué es la ansiedad y cuándo aparece. No debemos olvidar que esta emoción está para avisarnos de posibles peligros y que podamos prevenirlos para mantenernos a salvo. Así, nos ayuda a estar alerta y a cuidarnos. Sin embargo, cuando está pasada de rosca, cualquier estímulo se convierte en una amenaza. Esto ocurre porque para que podamos prevenir un problema necesitamos saber dónde está y tenerlo localizado, y es precisamente esto lo que nos lleva a generar anticipaciones y esbozar cientos de escenarios hipotéticos desfavorables en nuestra mente, como, "seguro que está hablando con otra persona" o "se va a liar con otro/a y me va a dejar". Entonces la ansiedad comienza a parecer algo incontrolable que tiene vida propia y que nos domina. En este punto, nuestra activación solo va a más, porque la forma que conoce nuestra cabeza para reducir los altos niveles que estamos sintiendo de esta emoción, es buscar nuevamente otras amenazas que nos permitan anticiparnos y prevenir que ocurra algo malo para poder estar a salvo y fuera de peligro. Es como si nos encontráramos ante un dragón con varias cabezas, y al cortarle una de ellas para protegernos, aparecieran cinco más. Así, deseando todo lo contrario, nos encontramos corriendo en círculos experimentando cada vez unos mayores niveles de malestar.
Pero ¿de dónde viene esa ansiedad en la pareja?
Cuando empezamos a conocer a alguien es posible que se despierten algunos miedos que hemos guardado dentro de nosotros y que han permanecido dormidos. Esto es debido a que el otro me refleja cosas que conectan con mis propios aspectos no resueltos que están relacionados con mi historia de vida. Preguntarnos cómo era la relación con nuestros padres o cómo de queridos/aceptados/apoyados nos sentimos de pequeños con ellos nos puede ayudar a comprender mejor lo que nos está ocurriendo. Por ejemplo, si he tenido padres muy exigentes que en los exámenes me decían: "has sacado un 7, pero podrías haber sacado un sobresaliente", puedo tener la sensación de que me falta algo más, como eso que me ha faltado para pasar del notable al sobresaliente, para que me quieran y poder sentirme aceptado por ellos.
De igual manera, en el otro extremo podemos encontramos con padres ausentes que no han estado muy presentes y que no me han dado los cuidados físicos, psicológicos o afectivos que necesitaba. Esto no solo ocurre cuando uno o ambos progenitores han fallecido, sino que también puede suceder cuando están presentes físicamente, pero no por ello me han provisto de la confianza que necesitaba para desenvolverme de forma saludable. En consecuencia, puede sembrarse en mi interior la idea de que "hay algo malo en mí" o "no soy lo suficientemente bueno/a o válido/a", y que por eso no me quieren y no están conmigo. Como podréis observar, se trata de un pensamiento muy egocéntrico, que nada tiene que ver con la interpretación que se hace normalmente de este término y que hace alusión a aquellas personas que solo piensan en sí mismas sin importarles los demás. Aquí, el menor se encuentra en una etapa evolutiva en la que no ha desarrollado el pensamiento empático, lo que le permite conocer el mundo según una única perspectiva, la suya propia. Por este motivo, tienen dificultades para ponerse en el lugar de las otras personas, así como para separarse de su propio punto de vista e imaginarse cómo entienden las cosas los demás. Y es esto lo que puede llevarles a hacer esta interpretación.
Pero, volviendo con nuestra historia de vida y con cómo ello nos puede influir más adelante, tanto en un caso como en otro, vamos construyendo una personalidad frágil rodeada de miedos, como pueden ser, el miedo al fracaso, a que no me quieran, a que no me acepten… que se han activado al iniciar una relación de pareja, y que pueden hacer que empiece a sentir que "no me quiere tanto", que "no soy tan importante para él/ella", o incluso que "lo estoy molestando". En definitiva, se ha despertado dentro de mí un fuerte sentimiento de insuficiencia que aumenta mi miedo al abandono, a quedarme solo/a, a no encontrar a alguien que me quiera… y que, dependiendo de hacia dónde lo dirijamos, puede seguir dos caminos diferentes.
1. Cuando hablamos de sentimientos de insuficiencia lo estamos dirigiendo hacia el interior, puesto que me estoy agrediendo a mí mismo cuando pienso que no valgo lo suficiente. Esto me debilita, me entristece y aumenta mis miedos e inseguridades. Además, muchas personas tienden a ser sumisas y a idealizar a sus parejas, lo que puede llevarlas a aguantar o tolerar cosas que no les gustan para evitar así el conflicto y aminorar el miedo al abandono de la pareja. Aquí, pueden aparecer pensamientos como "nadie me va a querer como él/ella" o "no voy a encontrar a nadie igual", entre otros. Como cabe esperar, todo esto repercute negativamente en nuestra autoestima y nuestro autoconcepto porque sentimos que el otro nos está haciendo daño y que está pasando por encima de nosotros, pero no sabemos qué hacer para cambiarlo. Además, podemos sentir que lo que le está pasando al otro (si se está desconectando de nosotros) tiene que ver directamente nosotros mismos, con que no somos lo suficientemente valiosos, que no le gustamos tanto o que no nos desea lo suficiente. Y cuando ocurre, muchas personas pueden empezar a dudar y preguntarse: "¿estaré haciendo todo lo suficiente?. La respuesta a esta pregunta les lleva a entregarse completamente, porque pronto se dan cuenta de que nada es suficiente, y lo dan todo hasta no dejar nada para ellos/as mismos/as, lo que hace que cada vez se sientan peor.
2. Cuando dirigimos este impulso hacia fuera hablamos de celos y control, porque estamos agrediendo al otro. Aquí cobran una gran importancia muchos mitos sobre el amor y las relaciones de pareja, como, por ejemplo: "si no tienes celos es que no me quieres", ya que estas creencias disfuncionales sostienen patrones de conducta desadaptativos. Pero, ¿por qué más aparecen estos comportamientos? Recordemos que la ansiedad está ahí para avisarme de que tengo que prevenir un riesgo, y que me sienta insuficiente supone un riesgo para mí y para mi relación de pareja. En consecuencia, puedo pensar que "no me quiere porque no valgo" o que "un día de estos me va a dejar por cualquiera". Y esto es así porque cualquier persona puede detonar esa herida en ti, dado que al sentirte insuficiente siempre vas a pensar que es mejor que tú, sea quien sea. Esto puede hacer que sintamos celos de amigos/as, primos/as… y que aparezcan pensamientos como: "¿por qué está con sus amigos?", "¿es que valen más que yo?", "¿está con ellos porque les quiere más que a mí?". En consecuencia, esto puede llevarnos a querer controlar el ambiente y a la otra persona, para tratar así de que no ocurra eso que tanto tememos: que nos deje o se vaya con otra persona. En este punto, sin darnos cuenta, estamos dirigiendo nuestro sentimiento de insuficiencia hacia el otro, al que se busca convertir en objeto y hacerlo una posesión ("eres mío/a", "necesito saber qué estás haciendo y con quién en todo momento"). Esto es debido a que mis altos niveles de ansiedad me hacen pensar que está en mí el prever todo esto. Y como no tengo otros recursos mejores para hacerlo que el control, comienzo con: "¿dónde estás?", "¿estás solo/a o con alguien?", "¿qué estás haciendo?".
Ahora bien, ¿esta sensación de control es real? La respuesta es rotundamente no. Si vivimos creyendo que está en nosotros el controlar la vida de la otra persona y las circunstancias que nos rodean vamos a vivir permanentemente en un estado de angustia y frustración porque sentiremos que nunca nada es suficiente. Y con razón, porque no está en nosotros cambiarlo.
Espero que este artículo os haya parecido interesante, y si te has sentido identificado con alguno de estos pensamientos o comportamientos y te gustaría cambiarlo para sentirte mejor, no dudes en consultar con un profesional pidiendo tu primera cita con nuestro despacho aquí.
Esther Sánchez
Psicóloga Sanitaria colaboradora en
el Despacho de Psicología Sonia García
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