¿Alguna vez has forzado hablar las cosas con tu pareja porque has escuchado que muchos problemas vienen por falta de comunicación y, al final, la situación ha acabado empeorando?
Muchas veces, cuando tenemos algún problema con alguien o discutimos, parece que la solución más evidente es comunicárselo a la otra persona y hablar de ello cuanto antes para solucionarlo. Sin embargo, esto no siempre es una buena idea.
La comunicación sirve para poder entendernos. Pero, ahora, piensa en una situación en la que hayas querido hablar las cosas justo después de haber discutido y, al final, la situación haya empeorado, ¿puedes identificar cómo te sentías en ese momento?, ¿qué dijiste?, ¿qué querías conseguir hablándolo con la otra persona?.
Cuando discutimos con alguien y tratamos de solucionarlo al instante o cuando nos comunicamos sin ningún tipo de filtro, probablemente comunicarnos en ese momento sea parte del problema.
En ese tipo de situaciones, lo que estamos haciendo es rumiar en voz alta y decir cosas que no son verdad. Ahí, nuestro objetivo NO es hablar las cosas para entendernos con el otro ni buscar una solución, sino quitarnos la emoción de encima. A esto se le llama flooding, que sería algo así como inundación emocional.
El problema con este tipo de situaciones en las que hablamos sin haber identificado cómo estamos y para qué vamos a hablarlo con la otra persona, es que podemos llegar a hacer mucho daño y generar conflictos que, de otra manera, no habrían sucedido.
Además, recurrir a hablar las cosas al momento sin antes habernos parado a reflexionar sobre lo anterior, lo que va a hacer es que cada vez tengamos menos capacidad de poder gestionar sensaciones que nos resultan desagradables, seamos más impulsivos e incluso menos tolerantes a la incertidumbre en las relaciones.
Para este tipo de situaciones, algunas recomendaciones que te pueden servir son:
Identificar qué tipo de emociones son las que te generan ese malestar y aprender a detectarlas.
Reflexionar si en alguna ocasión, cuando has intentado comunicarte en estas situaciones, has acabado explotando y diciendo cosas que no querías.
Recuerda que las emociones son transitorias y que esa tensión que tienes en ese momento pasará. Mientras tanto, puedes verbalizarle a la otra persona que necesitas un tiempo para calmarte y que, cuando ambos estéis más tranquilos, retomaréis la conversación.
Utilizar “mensajes del yo”: en estas situaciones, normalmente usamos verbalizaciones de acusación hacia el otro que acaban empeorando la situación “siempre que te hablo pasas de mí, no me haces caso”. En lugar de eso, podríamos cambiarlo por describir la situación y expresar cómo nos hace sentir: “Cuando te hablo de algo importante para mí y sigues mirando el móvil, siento que no me prestas atención y eso me hace sentir mal. Me gustaría que me mirases a los ojos cuando te hablo”.
Recuerda: está bien que en las relaciones nos quieran por cómo somos y podamos mostrarnos y abrirnos emocionalmente, pero eso no significa que podamos lanzarnos al vacío y volcar nuestras emociones al otro sin ningún tipo de filtro o autorregulación previa. La solución no es comunicarnos más, sino comunicarnos mejor.
Si te has sentido identificado/a y crees que se trata de un problema que os genera malestar y del que no puedes/podéis salir solo/as es importante que pidáis ayuda a un profesional de la salud mental con el que trabajar en ello. Podéis contactar con nuestro Centro de Psicología y pedir información sin compromiso.
Este artículo ha sido elaborado por Ángela Morillas,
Psicóloga General Sanitaria colaboradora
en el Centro de Psicología Sonia García.
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