¿Es posible volver a confiar en mi pareja si me ha puesto los cuernos? Es la pregunta más frecuente que se hacen las personas que han sufrido una infidelidad y quieren continuar con su relación amorosa.
La respuesta no es sencilla y mucho menos hay una respuesta universal y correcta, sino que dependerá de cada caso, de cada situación, de cada persona y de cada pareja.
La confianza es una de las bases más importantes de cualquier relación de pareja. Se considera uno de los pilares fundamentales de una relación de pareja. Sin confianza, la relación puede ser un auténtico tormento. Si no hay confianza significa que no se confía en la pareja, que hay dudas, miedos, inseguridades, y puede no ser nada fácil convivir con todos estos factores, o al menos convivir bien. Cuando se produce una infidelidad, esa confianza se ve lastimada, traicionada, y suele acabar en que la persona engañada deja de confiar en su pareja, ya no se fía de ella. Esta desconfianza es la consecuencia de traicionar otra de las bases fundamentales de la pareja: el compromiso. Si la confianza es uno de los pilares fundamentales de la relación, el compromiso no lo es menos. En verdad van de la mano. Si hay confianza y compromiso, confiamos en que nuestra pareja y nosotros mismos vamos a cumplir ese compromiso de fidelidad porque nos respetamos. Y aquí sale otro pilar fundamental: el respeto. Cuando se traiciona el compromiso de fidelidad, la persona engañada siente que no ha sido respetada y que ya no puede confiar en su pareja.
¿Se puede volver a confiar?
Recuperar la confianza es posible con esfuerzo, trabajo y dedicación, trabajando en equipo para que la base del compromiso se haga sólida y fuerte en todos sus niveles, no sólo en cuanto a confianza, sino también en cuanto a compromiso, respeto y cualquier otro factor que en la pareja se considere importante, necesario o incluso imprescindible.
Hay que cuidar a la pareja y de la pareja, comprometerse a no volver a traicionar a la otra persona, ni traicionar el compromiso como pareja ni con el otro. De igual manera hay que comprometerse a no utilizar este suceso como un arma de ataque en otros conflictos de la pareja. Es decir, si tras la infidelidad tomamos la decisión de continuar en la relación y hacerlo de forma sana y segura, utilizar la pasada infidelidad como arma arrojadiza de reproches no es una buena idea porque causará dolor en la pareja y pondrá de manifiesto que en verdad la situación no se está gestionando bien.
También es cierto que hay personas que no son capaces de recuperar la confianza en la pareja por mucho empeño o no que le pongan, o que incluso no tienen fuerzas, ganas o motivación para volver a confiar. Puede que haya mucho más de fondo más allá de la infidelidad, o no, pero el caso es que puede ser que éste sea un motivo de ruptura.
Si se quiere recuperar la confianza, se trata en definitiva de poner todo nuestro empeño para que la relación renazca y se reconstruyan unas bases sólidas y fuertes que permitan crecer juntos y disfrutar de una relación de pareja sana, bonita y satisfactoria.