Todos somos cotillas. Sí. Está en nuestra naturaleza ser curiosos, tener interés en la vida de los demás. Esto significa que somos cotillas por naturaleza. Hay investigaciones que indican que en una conversación cotidiana con otra persona pasamos dos tercios del tiempo hablando sobre nuestra vida o la de otras personas. (Dato: hablamos de cotilleo o chismorreo como una conversación informal y no como algo malintencionado)
¿Por qué ocurre esto?
Que nos atraiga el cotilleo o el chismorreo es algo que nos viene de serie como seres sociales que somos: nos interesan las alegrías y las desgracias ajenas y compartirlas facilita la socialización.
Cotilleamos sobre gente que conocemos pero también sobre gente famosa, de la televisión. Estamos expuestos constantemente a los medios de comunicación y redes sociales donde aparecen con demasiada frecuencia los personajes famosos, lo que hace que parezca que les conocemos, nos familiarizamos con ellos.
¿Qué tipos de cotilleo hay?
- Cotilleo sano:
Cotilleamos porque la vida de los demás nos interesa, sentimos curiosidad por saber cómo les va la vida, qué piensan, con quién salen, qué hacen,... Saber esta información nos calma porque vemos que a otras personas les ocurre lo mismo que a nosotros, o no.
Cotilleamos también sobre las cosas negativas que les ocurren a otros, sus fallos o fracasos, sobre todo de aquellas personas que consideramos que están por encima de nuestro estatus social (por ejemplo, el jefe).
A través del cotilleo compartimos cosas positivas, alegrías y éxitos de nuestros allegados, nuestros familiares y amigos, de personas que nos caen bien.
También a través del cotilleo informamos o advertimos sobre el peligro que se puede correr tratando con una determinada persona que sabemos que no es de fiar.
- Cotilleo insano:
Cotillear por cotillear, de forma malintencionada, criticar a las espaldas a una persona que no nos cae bien, inventar cosas sobre esa persona y extender el rumor a través del chismorreo. Esta actitud denota una vida vacía de significado por parte de quien la practica.
Cotillear de forma sana verdaderamente no hace daño a nadie, además, es una herramienta que utilizamos para socializarnos, pero ojo con caer en el cotilleo malintencionado que puede causar mucho daño a otras personas.