Todos a lo largo de nuestra vida hemos experimentado alguna vez la sensación de miedo. El miedo es una emoción que constituye una respuesta de tensión normalmente intensa que se activa ante situaciones muy concretas y definidas en las que se percibe un peligro, real o supuesto. Por ejemplo, puede provocarnos miedo ver suelto a un animal que nos parece peligroso o percibir que nos quieren robar por la calle. Por tanto, el miedo es una emoción adaptativa, nos permite actuar frente a la percepción de amenazas y nos permite ponernos alerta.
Pero, puede darse el caso de que este miedo a alguna situación concreta o a algún objeto, persona o animal sea extremo e irracional porque no supone ninguna amenaza real para la persona, y además hace que ésta evite enfrentarse a la situación. Es en este caso cuando hablamos de fobias. Las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad en el que la persona que lo sufre puede sentirse extremadamente ansiosa e incluso tener un ataque de pánico cuando se expone al objeto o situación temida. Para aliviar la ansiedad, la persona tiende a evitar la situación temida, de forma que se refuerza ese miedo intenso e irracional. Por tanto, la ansiedad es una emoción normal que puede llegar a convertirse en un problema, como ocurre en las fobias.
¿Qué esquema se da en la persona que sufre una fobia? Vamos a verlo gráficamente:
Vemos que se da el patrón típico de ansiedad. Ante la exposición a la situación temida, a la persona se le vienen pensamientos, recuerdos e ideas a la cabeza, ante estos pensamientos su cuerpo reacciona y para evitar el malestar sufrido la persona escapa o evita dicha situación, de forma que no se expone a ella y no puede comprobar que las consecuencias de peligro que anticipa realmente no se cumplen, y al no enfrentarse a la situación tampoco aprende a controlar la ansiedad. Esta respuesta de escape o evitación lo único que hace es reforzar la fobia, es decir, que la próxima vez que tenga que enfrentarse a la situación también escapará o la evitará porque es la única forma que ha aprendido de calmar la ansiedad, sin saber que en realidad está agravando el problema.
¿Cuáles son las características de las fobias?
Ansiedad excesiva y muy intensa. Alto grado de malestar.
No existe una situación real que justifique tal grado de ansiedad, y si lo hay la intensidad del malestar es desproporcionada respecto al motivo que lo genera.
La persona pasa mucho tiempo sufriendo ansiedad una vez desaparece la situación temida.
Provoca una alteración en el funcionamiento cotidiano de la persona (ámbito familiar, académico-laboral, relaciones sociales, pareja, etc.).
¿Qué factores predisponen a desarrollar una fobia?
Sufrir un hecho traumático (ataque de un animal, atraco, accidente, intervención quirúrgica, etc.).
Observar hechos traumáticos que le ocurren a otras personas.
Conocer información sobre hechos traumáticos (leer sobre catástrofes, verlo en televisión, relatos de otras personas, etc.).
Las fobias pueden desarrollarse a cualquier edad.
¿Cómo se supera una fobia?
La mejor forma de superar una fobia es exponiéndose a la situación temida, enfrentándose a ella. Pero esto no es tan sencillo, pues cuando la ansiedad es tan intensa, la persona, antes de exponerse a ello, tiene que aprender técnicas de relajación, tiene que detectar sus pensamientos irracionales, hacer una lista de objetivos (pequeñas aproximaciones sucesivas a la situación temida), hacer una exposición de los objetivos en imaginación, y una vez que se consigue hacer en imaginación, enfrentarse a la exposición en la realidad.
Cuando la fobia está interfiriendo en la vida cotidiana de la persona, lo mejor en estos casos es buscar ayuda de un/a profesional para que le guíe en el proceso de superar su fobia, en el proceso de cambiar su conducta, de dejar de huir o evitar la situación temida y enfrentarse a ella con autoconfianza. Superar una fobia necesita tiempo y dedicación, ¡PERO SE PUEDE SUPERAR!
"Un camino de mil millas comienza con un paso"
Bejamín Franklin